Congo Actualidad 168

ÍNDICE

Editorial: Nada sin el pueblo congoleño

1. La situación sobre el terreno

2. La v cumbre del CIRGL en Kampala

a. La cumbre

b. Las reacciones de la sociedad civil y de los partidos políticos

c. Las reacciones internacionales

d. Las reacciones del M23

e. Evaluaciones y previsiones

f. Después del vencimiento del ultimátum

3. Las propuestas de la sociedad civil

4. Los objetivos ocultos de la guerra del M23

 

Editorial: Nada sin el pueblo congoleño

 

El Movimiento 23 de Marzo (M23) se retira para coger impulso

El 20 de noviembre, la ciudad de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte, al este de la República Democrática del Congo, fue sitiada y ocupada por el Movimiento 23 de Marzo (M23), un grupo terrorista armado y apoyado por Ruanda y Uganda, dos países vecinos. El ejército y la dirección política de este grupo están en manos de personalidades que, por origen, cultura, lengua, origen étnico o por cualquier otra razón, están estrechamente vinculados al actual régimen ruandés.

Bajo la presión internacional, el 30 de noviembre el M23 comenzó a retirarse de la ciudad para trasladarse a unos 30 km más al norte. Sin embargo, aún no se puede respirar con alivio, ya que van a marcharse con decenas de camiones abarrotados con armas, municiones, alimentos y medicamentos. La amenaza sobre Goma continúa intacta, y más aún teniendo en cuenta que se retiran después de que el Gobierno congoleño les haya prometido tener en cuenta sus reivindicaciones. Ése es el problema.

 

Un diálogo en la discordia

No será fácil dialogar o negociar con ellos ya que, por el apoyo que reciben del exterior, poseen una fuerza militar «al parecer» superior a la del ejército congoleño.

El grupo acusa al Gobierno congoleño de no respetar los compromisos contraídos durante los acuerdos del 23 de marzo de 2009, firmados con un grupo armado precedente, el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), del que procede el M23. Entre sus reivindicaciones, está la petición de que sus militares sean desplegados únicamente en Kivu, para proteger a «sus» familias de la amenaza de otros grupos armados. De hecho, esto es un pretexto para proseguir con sus actividades de contrabando de minerales de Kivu.  Muchos de ellos son citados, con respecto a este tema, en distintos informes del grupo de expertos de la ONU para la República Democrática del Congo.

Basándose en una ley sobre la amnistía adoptada por el Gobierno, a raíz de los acuerdos del 23 de marzo de 2009, piden la suspensión del arresto de uno de ellos, Bosco Ntaganda, con dos órdenes de arresto expedidas por la Corte Penal Internacional (CPI). Pero la ley de la amnistía sólo se aplica a los actos de guerra, excluyendo los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad, crímenes imprescriptibles en virtud del derecho internacional. De hecho, a través de la defensa de Bosco Ntaganda, tratan de garantizar su impunidad. Piensan que se les discrimina en el ejército congoleño y reclaman los rangos militares «ganados» durante la rebelión. Pero, de hecho, son ellos quienes, antes de desertar del ejército, ya ocuparon los más altos cargos de mando, en particular a nivel central y en las dos provincias de Kivu. Los auténticos discriminados son los militares de origen congoleño.

Si han pasado un mal trago, nadie lo diría. Afirman que tomaron las armas para defender los derechos del hombre, la democracia, la verdad en las urnas y la paz. Durante este tiempo, han violado, saqueado, reclutado niños soldado, gravado impuestos y obligado a cientos de miles de personas a huir.

 

Los verdaderos objetivos ocultos

Detrás de sus peticiones más o menos claras, seguramente menos legítimas de lo que ellos querrían hacer creer, hay otras que aún están ocultas. Según ciertos observadores, gracias al éxito militar conseguido durante la caída de Goma, el M23 podría reivindicar los cargos políticos y militares, incluido el Ministerio de Defensa, el jefe del Estado Mayor de las FARDC, las gobernaciones de Kivu del Norte y Kivu del Sur, y la validación de sus diputados en Masisi, ya que, en esta circunscripción, las elecciones fueron anuladas a causa de las numerosas agresiones y las graves irregularidades. Además, podrían reivindicar, en Kivu del Norte, la creación de una nueva provincia que comprende los territorios de Nyiragongo, Masisi, Rutshuru y Walikale, reservados exclusivamente a la población que habla el kynyarwanda, los tutsi y los hutu congoleños y ruandeses. La soberanía nacional y la integridad territorial de la República Democrática del Congo están seriamente amenazadas.

 

Nunca más a puerta cerrada

Según varios miembros de la sociedad civil congolesa, frente a la amenaza del M23 es necesario construir una cohesión nacional compacta entre todas las principales fuerzas del país: la mayoría, la oposición y la sociedad civil. En particular, piden a la clase política más responsabilidad, más nacionalismo y más patriotismo. Es imperativo que el Gobierno y la oposición puedan superar sus diferencias sobre el poder, en favor del interés superior de la unidad de la nación.

El presidente Kabila ha prometido un «diálogo» con el M23, que deberá tener lugar inmediatamente después de su retirada de la ciudad de Goma. Debemos evitar los errores del pasado. Puesto que la soberanía nacional y la integridad territorial del país son cuestiones nacionales, todas las partes de la vida pública deberían participar: el Gobierno, el Parlamento (mayoría y oposición) y la sociedad civil. El diálogo debería inclinarse exclusivamente sobre la evaluación de la puesta en práctica de los acuerdos del 23 de marzo de 2009, como así lo exigió el M23 al principio de su rebelión, a comienzos del mes de mayo. Las conclusiones del diálogo deberían ser transmitidas al Parlamento, convocado el Congreso (las diez cámaras reunidas), para su discusión y aprobación. Solamente después, el Gobierno podría proceder a su promulgación. Todo el proceso debería desarrollarse a la luz del sol, con la presencia de los medios de comunicación. La lógica de las negociaciones a puerta cerrada no es ni democrática ni respetuosa con el pueblo soberano que tiene el derecho inalienable de ser constantemente informado de la evolución del diálogo y de sus procedimientos subsiguientes. No se le puede permitir al M23 apropiarse con la fuerza de las armas de lo que pertenece solamente al pueblo. El M23 debe ser razonable, si tiene aún los medios, para enfrentarse a la voluntad popular y someterse.

¡Así funciona la democracia!

 

No es necesario que los pirómanos se transformen en bomberos

Ruanda y Uganda que, para evitar sanciones de la comunidad internacional, siempre han negado las alegaciones de su apoyo al M23, bien documentadas en el informe del grupo de expertos de la ONU, han conseguido transmitir la idea de que la existencia de este grupo es un problema interno congoleño, aunque esto no se corresponda con la verdad. Que dejen entonces inmediatamente, sin condiciones y definitivamente, de interferir en los asuntos políticos, militares y económicos de la República Democrática del Congo. Si en su opinión, el M23 es un problema interno de la República Democrática del Congo, que dejen a los congoleños resolverlo entre ellos. De ello depende el buen desarrollo del diálogo que está a punto de comenzar y toda la vida del pueblo congoleño. Si, por el contrario, insisten en formar parte de la solución al problema, esto significa que forman también parte del problema en sí. Ya es hora de poner fin a la dinámica de los pirómanos que pretenden presentarse como bomberos. El pueblo congoleño tiene los ojos abiertos desde hace tiempo y si continuamos tolerando esta injerencia sin sancionarla, puede responder, a su vez, con violencia. ¿Quién será entonces responsable? La comunidad internacional también deberá reflexionar sobre ello.

1. La situación sobre el terreno

 

El 21 de noviembre, el M23 tomó la ciudad de Sake (27 km al oeste de Goma), donde estaban atrincheradas las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARD). El 22 de noviembre, aliados con los Maï-Maï de la APCLS (Alianza de Patriotas por un Congo Libre y Soberano), las FARDC procedieron a una contra ofensiva que, a medio día, les permitió desalojar al M23 de la ciudad. Alrededor de las cinco de la tarde, los rebeldes iniciaron un  nuevo asalto y, hacia las ocho de la tarde, las FARDC  tuvieron que replegarse, abandonando sus posiciones. Después los rebeldes se dirigieron a Kirotshe, al sur, a Mushaki, al noroeste y a Kingi, en dirección al centro de Masisi. Durante estos enfrentamientos, murieron cuatro personas; una de ellas era un militar.[1]

 

El 23 de noviembre, el portavoz de las Fuerzas Armadas de la República Democrática del Congo (FARDC), el coronel Olivier Hamuli, declaró que más de tres mil quinientos hombres estaban reagrupados en la ciudad de Minova, en la frontera entre Kivu del Norte y Kivu del Sur para intentar detener el avance del M23 hacia Bukavu. Estos militares venían de Sake y de otras poblaciones que habían caído en manos de los rebeldes del M23. Desde la ofensiva que iniciaron el jueves 15 de noviembre, estos rebeldes ocuparon Kibumba, Munigi, Goma, Sake y Mushaki.[2]

 

El 24 de noviembre, la presencia de los rebeldes armados en Goma era moderada con respecto a los últimos días. Según el coronel Vianney Kazarama, el portavoz militar de la rebelión, las tropas (del M23) ya no estaban en la ciudad, desmilitarizada a partir de ese momento. Según él, allí se quedó el Estado Mayor y los policías.[3]

 

El 25 de noviembre, la MONUSCO, la fuerza de la ONU en la República Democrática del Congo, evacuó de Goma, capital de la provincia de Kivu del Norte, a veintidós magistrados que decían estar amenazados de muerte por los rebeldes del M23. Estos magistrados se marcharon a Kinshasa. El juez Michel Magasani, uno de los magistrados evacuados, afirmaba que comenzó asufrir ataques y recibir mensajes de amenazas de muerte y contó cómo uno de sus colegas escapó recientemente de la muerte en Goma: «Se encontró con un grupo de rebeldes del M23 que le pusieron de rodillas. Uno de los rebeldes le dijo, apuntándole con un arma: “Me has condenado a doce años de cárcel y yo te condeno a muerte”. El magistrado escapó tras una discusión entre los rebeldes». Otros magistrados han recibido mensajes de amenaza en sus teléfonos. El jefe de policía de la MONUSCO, el general Abdallah Wafi, que dirigió esta evacuación, pide que se les conceda una ayuda, ya que han dejado a sus familias y todos sus bienes en Goma. El oficial de la ONU asegura que, aparte de los magistrados, hay también autoridades, especialmente los miembros del Gobierno y de la Asamblea Provincial, así como miembros de las FARDC y de la policía, que han manifestado su deseo de ser evacuados de Goma.[4]

 

El 26 de noviembre, los rebeldes del M23 no habían dejado aún la ciudad de Goma, a pesar del ultimátum de cuarenta y ocho horas que se les habían mandado el sábado anterior los Jefes de Estado de la CIRGL reunidos en Kampala. Los rebeldes del M23 aún podían verse durante la mañana en las calles de Goma y en ciertos lugares estratégicos como los bancos. Los domicilios de ciertos oficiales de las FARDC estuvieron ocupados siempre por los dignatarios del M23, según afirman los testigos. Pero Vianney Kazarama afirma que solamente la administración del M23, la policía del movimiento y su Estado Mayor estaban aún presentes en la ciudad. Según él, la mayor parte de las tropas del M23 se encontraban en Mashaki, a más de 30 km al sureste de Goma y cerca de Munigi, a 10 km al norte de la ciudad.

Los rebeldes del M23 han consolidado sus posiciones en las elevaciones cercanas a Goma y alrededor de Sake. Han levantado una barrera en Mugunga, en la carretera de Goma a Sake, donde exigen diez dólares estadounidenses a todo vehículo con destino a Minova, en Kivu del Sur, o que proceda de allí.

Según varios testigos, los comerciantes que cogen este tramo de carretera son obligados a pagar cinco dólares estadounidenses. Los propietarios de camiones grandes que transportan productos agrícolas desembolsan 350 dólares estadounidenses como peaje.

Se han registrado varios casos de saqueos y robos en algunos barrios de la ciudad de Goma. Los testigos informan de que se dan sobre todo en las casas de las personalidades que han huido de la ciudad, en las viviendas de los Ministros, de las autoridades militares e incluso de particulares, y las oficinas de las instituciones provinciales que han sido su objetivo. Las mismas fuentes atribuyen estos actos a los hombres armados vestidos con uniforme militar. En la ciudad, las actividades se reanudan poco a poco, pero los habitantes no creen en una retirada fácil del M23, mientras las negociaciones con el Gobierno no han empezado aún.[5]

 

2. La v cumbre del CIRGL en Kampala

 

a. La cumbre

 

El 24 de noviembre, una cumbre extraordinaria de la CIRGL, dedicada a la situación de seguridad en el este de la República Democrática del Congo, se inauguró en Kampala (Uganda). Tiene lugar tres días después de la reunión en la capital ugandesa de los presidentes de la República Democrática del Congo, Ruanda y Uganda, quienes exigieron al M23 poner fin a su ofensiva y retirarse de la ciudad de Goma. El presidente congoleño tomó parte, pero su homólogo ruandés, Paul Kagame, no asistió. Fue representado por su ministra de Asuntos Exteriores, Louise Mushikiwabo. Las autoridades ruandesas piden otros compromisos y especialmente la visita este sábado en Kigali del presidente del Congo-Brazzaville, Denis Sassou-Nguesso. Esta visita debería igualmente dedicarse a la situación de la seguridad en la región de los Grandes Lagos. Una delegación del M23 conducida por su coordinador, Jean-Marie Runiga, se encuentra también en Kampala, pero no en el centro, donde debe celebrarse la cumbre.

Para terminar la cumbre, los jefes de Estado de los Grandes Lagos han pedido al M23 que dejen las posiciones que han tomado tras su última ofensiva, que detengan su expansión territorial y que dejen de cuestionar al Gobierno de la República Democrática del Congo. Más concretamente, han pedido a los rebeldes del M23 que se retiren de la ciudad de Goma en un plazo de dos días (cuarenta y ocho horas) y que se sitúen a unos 20 km al norte de Goma (cerca de Kibumba).

Una fuerza heterogénea formada por una compañía de las FARDC, una compañía del M23 y una compañía de la fuerza internacional neutra, que aún no ha sido definida con precisión, han decidido desplegarse en el aeropuerto de Goma, actualmente tomado por la MONUSCO. La República Democrática del Congo ha prometido contribuir en la financiación de esta fuerza internacional neutra. Esta financiación se calcula que será de 100 millones de dólares estadounidenses por un año.

En la ciudad de Goma se desplegará un batallón del ejército congoleño y otro de la policía. Los rebeldes del M23 están obligados a devolver a la policía las armas abandonadas por los militares congoleños en las poblaciones conquistadas.

La MONUSCO va a asegurar la zona considerada como neutra en adelante, que comprende entre Goma y las nuevas zonas ocupadas por el M23.

A cambio, el Gobierno congoleño estará dispuesto a «escuchar, evaluar y considerar las reivindicaciones legítimas» del M23, en lo relativo a la puesta en práctica del acuerdo firmado en marzo de 2009 por el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) y el Gobierno de Kinshasa. Sin embargo, no van a considerar la posibilidad de un «diálogo», como había pedido el M23.[6]

 

El 24 de noviembre, el presidente congoleño Joseph Kabila se reunió con una delegación del M23 conducida por su jefe político, Jean-Marie Runiga, en Kampala, bajo la protección del jefe del Estado ugandés, Yoweri Museveni. Las dos partes, el Gobierno congoleño, por un lado, y la rebelión del M23, por otro, van ya a ponerse de acuerdo sobre lo que van a negociar y lo que no.

Del lado congoleño, Raymond Tchibanda, el ministro de Asuntos Exteriores, estima que una vez que los rebeldes hayan retirado sus tropas de Goma, el diálogo deberá tratar sobre una evaluación de la puesta en práctica del acuerdo del 23 de marzo de 2009.

Del lado del M23, se va a discutir sobre el acuerdo de 2009. Pero Jean-Marie Runiga reclama también un diálogo que incluya a la sociedad civil congoleña, la oposición y la diáspora, sobre todos los temas que atañen a la vida pública: la democracia, los derechos del hombre, la buena gobernabilidad y la verdad de los resultados de las elecciones del mes de noviembre de 2011. Desde  su punto de vista, la retirada de Goma no debe ser una condición previa, sino el resultado de las negociaciones. Ha declarado que el M23 no abandonará la ciudad de Goma bajo la única promesa de un inicio de las conversaciones con el Gobierno. El M23 exige primero el diálogo antes de pensar en retirarse de Goma.[7]

 

b. Las reacciones de la sociedad civil y de los partidos políticos

 

Las ONG del este de la República Democrática del Congo han acusado al Gobierno congoleño de ser «sumiso» frente a «los Estados agresores» sin contar a Ruanda y a Uganda. La Confederación general de la sociedad civil de Kivu del Norte dice que está «completamente  decepcionada con las resoluciones adoptadas en Kampala» que no hacen otra cosa que «legitimar al M23» y «malvender», según ella, la «soberanía de la nación».

El vicepresidente y portavoz de la sociedad civil de Kivu del Norte, Omar Kavota, ha calificado de traición el que las resoluciones de la cumbre legitimen al M23 y que el presidente de la República, Joseph Kabila y su Gobierno acepten discutir con el M23. «Las FARDC y la población de Kivu han sido traicionados por la comandancia del ejército y por el poder de Kinshasa, y el resultado es el avance del M23», denuncia.[8]

 

El 25 de noviembre el diputado de la oposición Jean-Claude Vuemba consideró«inadmisible» que el poder designado se ponga en torno a la misma mesa que el M23 que ocupa Goma desde el pasado 20 de noviembre. Para el Presidente del Movimiento del Pueblo Congoleño por la República (MPCR), el Gobierno no debe negociar con los rebeldes que han matado a congoleños al este de la República Democrática del Congo. «Desde hace demasiado tiempo, la oposición congoleña pide negociar con el poder tras las elecciones de noviembre de 2011. Ahora bien, hasta la fecha, siempre les han saboteado. Nosotros no hemos tenido nada a cambio. Y de repente, el M23, después de hacer la guerra al Estado, se encuentra en la misma mesa con el Gobierno congoleño para llegar a un acuerdo. No lo podemos aceptar. ¿Hay que coger las armas en este país para ser escuchado?», se pregunta Jean-Claude Vuemba. Una parte de la oposición ha reclamado un diálogo después de las elecciones llenas de fraudes y de irregularidades, sin obtenerlo jamás. Jean-Claude Vuemba invitó al Presidente de la República a convocar al Congreso para explicar a los congoleños «los pormenores» de la guerra que dirige el M23.

Del lado de la mayoría, el diputado François Nzekuye, del PPRD, el partido presidencial, estima que el Gobierno no negocia con el M23, como algunos piensan, sino que examina más bien sus reivindicaciones. Ha precisado que es la CIRGL quien ha de recibir las reclamaciones del M23 y transmitírselas al Gobierno congoleño. «Hemos dicho en Kampala que vamos a examinar las reivindicaciones del M23 y que las responderemos en la medida de lo posible. No hemos dicho que vayamos a entablar negociaciones directas con el M23. Las reivindicaciones son transmitidas a las autoridades de la CIRGL que las transmitirán a su vuelta al Gobierno de Kinshasa. Es el Gobierno quien debe ver qué hay de legítimo y que no lo es en todo eso», declaró François Nzekuye.

 

c. Las reacciones internacionales

 

El 25 de noviembre, reunidos en Kigali (Ruanda) el presidente ruandés Paul Kagame, y su homólogo de Congo-Brazzaville, Denis Sassou Nguesso, han reclamado en un comunicado al Gobierno de Kinshasa (República Democrática del Congo) y a los rebeldes del M23 que apliquen las decisiones tomadas la víspera durante la cumbre extraordinaria en Kampala (Uganda). Han señalado «la importancia de evaluar y comprender correctamente la auténtica naturaleza de los numerosos grupos armados de la República Democrática del Congo, de modo que se encuentren las soluciones adecuadas para cada uno», prosigue el comunicado.

La Unión Africana (UA) ha reclamado a los rebeldes del M23 que se conformen con las decisiones de la cumbre de Kampala, especialmente la de terminar las contiendas y acoger «el compromiso» de  Kinshasa de considerar las reivindicaciones de los rebeldes.

 

El 25 de noviembre, en un comunicado, el secretario general de la ONU Ban Ki Moon, exigió al M23 devolver las armas sin dilación y proceder a la retirada de sus fuerzas en Goma de inmediato, de acuerdo a las decisiones de la cumbre extraordinaria de la CIRGL que tuvo lugar en Kampala.[9]

 

d. Las reacciones del M23

 

El 26 de noviembre, el movimiento rebelde del M23 afirmó en un comunicado que aún no había recibido por la «vía oficial» las resoluciones de la cumbre de Kampala exigiendo su retirada de Goma, y que dará «su postura» cuando les sean comunicadas. El jefe del M23, Jean-Marie Runiga, presente en la capital ugandesa aunque al margen de la cumbre, «intentó, sin conseguirlo, obtener por la vía oficial copia de la susodicha resolución», añadió.[10]

 

El 26 de noviembre, los rebeldes del M23 aún no habían dejado la ciudad de Goma, a pesar del ultimátum de cuarenta y ocho horas que leshabían mandado el sábado los jefes de Estado de la CIRGL reunidos en la cumbre de Kampala. El coronel Vianney Kazarama, portavoz militar de esta rebelión, dijo que temía por la seguridad de la población civil si el M23 se retirara de la ciudad. Vianney Kazarama considera que la presencia de las milicias Maï-Maï y de los rebeldes de las Fuerzas Democráticas por la Liberación de Ruanda (FDLR) provocan, según él, inseguridad en los habitantes.[11]

 

e. Evaluaciones y previsiones

 

Agresores vestidos de mediadores

 

Según algunos observadores, después del inicio de la crisis congoleña, las cumbres de la CIRGK se suceden y se parecen entre sí. A fin de cuentas, no se ha obtenido ningún resultado concluyente en cuanto al regreso de una paz duradera, ni al restablecimiento de la autoridad del Estado en el este del territorio nacional.

Kigali y Kampala han hecho, sutilmente, que las cosas duren demasiado para debilitar las posiciones congoleñas. La toma de Goma es la ilustración perfecta de una estrategia que pretende hacer del M23 un asunto congoleño y así imponer su presencia en la mesa de negociaciones.

La cumbre de Kampala v puede que redima a los agresores de la República Democrática del Congo frente a un reconocimiento implícito del M23. En este caso, quedando establecida la dimensión interna de la crisis, ver la caducidad del informe de los expertos de la ONU no será más que una cuestión de sensatez. Las asambleas de Kampala v no tenían por finalidad evitar las sanciones necesarias en contra de Kigali y Kampala. Kinshasa ya no excluye la opción de las negociaciones directas con el M23, cuyas reivindicaciones, curiosamente, han sido juzgadas como «legítimas» en este encuentro.

Kigali y Kampala no esperan ya más que el momento para redimirse de toda implicación en la crisis que castiga duramente el este de la República Democrática del Congo.

Después de haber resistido mucho tiempo, Kinshasa estaba encaminado a soltar lastre aceptando reunirse al fin con los rebeldes del M23 para, según las conclusiones de la declaración de la mini cumbre de Kampala, «examinar las causas del descontento» y ver en qué medida «responderlas dentro de lo posible». Lo que se sobreentiende de las negociaciones, para calmar las discrepancias eventualmente con el fin de extraer un compromiso en torno a las cuestiones que les dividen. Si las negociaciones directas con el M23 tienen la ventaja de evitar lo peor en el terreno de los enfrentamientos, tienen sin embargo el inconveniente de beneficiar a los países nombrados como agresores de la República Democrática del Congo, en este caso Ruanda y, en cierta medida, Uganda. Así, aceptar las negociaciones con el M23, es disculpar de otro modo a Kigali y Kampala de toda sospecha de agresión.

Cualquier cosa es saludable para las poblaciones civiles que pagan el pesado tributo del recrudecimiento de la violencia en el este del país, cuando la opción de las negociaciones supone el reconocimiento, tanto para Kinshasa como para los otros que sostienen aún la tesis de la agresión, de la existencia de un problema congolés/congoleño, que se supone que es el nervio de la nueva rebelión incitada por el 23M. No es por otra razón que Ruanda y Uganda sostienen vivamente la opción de las negociaciones, haciendo presión en el seno de la CIRGL para que la República Democrática del Congo se someta a esta exigencia.

Hay muchas razones que legitiman este empeño de la CIRGL en querer iniciar las negociaciones entre el M23 y la República Democrática del Congo a cualquier precio. De hecho, el informe final del grupo de expertos de las Naciones Unidas sobre la República Democrática del Congo ha puesto al desnudo la fuerte contribución de Ruanda, principalmente, y de Uganda, en segundo lugar, en la rebelión del M23.

Se dice que aceptando ponerse en torno a la mesa con el M23, Kinshasa va indirectamente a redimir a sus dos vecinos del este en la acción iniciada por el M23. Va a dar argumentos a Kigali y Kampala, argumentos que sus dos países bien podrían usar para un alegato ante las instancias que les han condenado unánimemente respecto a su apoyo probado al M23. Las negociaciones directas entre Kinshasa y el M23 significan, de otro modo, que Kigali y Kampala jamás han estado asociados al M23.

En esta hipótesis, Kigali y Kampala van alegremente a dar cuerpo a su buen papel de mediador en la crisis congoleña buscando proceder según el mandato de la CIRGL. Las negociaciones directas con el M23 tienen dos grandes consecuencias nefastas sobre el plano diplomático. Por una parte, legitiman al presidente Kagame en su posición quienes siempre han considerado la situación en el este como un problema congolés/congoleño. Por otra parte, cuestionan el trabajo, por consiguiente, de los expertos de la ONU en la República Democrática del Congo. Bajo el disfraz de mediadores, Kigali y Kampala podrán continuar agrediendo y saqueando a la República Democrática del Congo con toda impunidad para las multinacionales occidentales y con el consentimiento de la comunidad internacional.[12]

 

Según algunos observadores, desde el inicio, la CIRGL buscó por diferentes estratagemas inducir a Kinshasa a negociar con el M23. Lo que debía, esperaban, disculpar a los países de Ruanda y Uganda de toda implicación en la rebelión del M23. Ganó su apuesta. Con ella, Kagame y Museveni, citados por la ONU como principales apoyos del M23, se encuentran redimidos. Dicho de otro modo, ya no merecerán sanciones por parte de las Naciones Unidas.[13]

 

La legalización de un movimiento terrorista y la exoneración de sus padrinos

 

Según otros, la rebelión del M23 ha sido la gran ganadora de la cumbre extraordinaria de la CIRGL. Este grupo, calificado de terrorista durante las cumbres precedentes de Kampala, así como en la de la francofonía en Kinshasa, ha sido reconocido finalmente como una rebelión interna que ocupa una parte del este de la República Democrática del Congo. El M23 no ha sido conminado a dejar el territorio de la República Democrática del Congo. Dicho de otro modo, la CIRGL reconoció su existencia legal en Kivu del Norte, una provincia que fue, sin embargo, parte de un estado soberano. Recibiendo de la manera más oficial del mundo al Presidente de su orientación política, Jean-Marie Runiga Lugerero, el presidente ugandés, avaló un nefasto precedente que desmiente todas las acusaciones dirigidas contra su propio país y, por consiguiente, Ruanda, atrapados hasta entonces como agresores de la República Democrática del Congo y padrinos del 23M. La trampa tendida desde hace mucho tiempo por las autoridades ruandesas y ugandesas a sus homólogos congoleños, acaba de volver a cerrarse finalmente sobre estos últimos.

Los regímenes de Kigali y Kampala vienen de lograr, sin mucho esfuerzo, la hazaña de hacer creer la tesis de una crisis congolesa/congoleña en Kivu del Norte y Kivu del Sur, con el telón de fondo de la falta de respeto, por Kinshasa, a los compromisos adquiridos en el contexto del acuerdo del 23 de marzo de 2009. Gracias a la cumbre extraordinaria de Kampala, el M23 puede dar el máximo apoyo a su «socio», que es el Gobierno congoleño, al exigir la satisfacción para sus diversas reivindicaciones en el tema de «el reparto equitativo y equilibrado del poder».[14]

 

Posibles reivindicaciones

 

Según algunos analistas, después de la caída de Goma y la última cumbre de la CIRGL en Kampala, el M23 podría reivindicar puestos político-militares, entre los cuales, una Vice Primatura, la que se ocupa de la Defensa en particular, el Estado Mayor General de las FARDC, las gobernaciones de Kivu del Norte y Kivu del Sur, el reconocimiento indistinto de los grados propuestos por el M23 (ex CNDP) para todos sus miembros, la permanencia de sus tropas en Kivu y la suspensión de la actuación de la orden de arresto emitida contra Bosco Ntaganda por la CPI. Exige también un nuevo diálogo inclusivo que se debe extender a toda la oposición, la sociedad civil y la diáspora congoleña. De manera clara, el M23 lanza al Gobierno este mensaje: o accedéis a nuestras reivindicaciones sin discutir, o nos embarcaremos en el peligroso proceso de un diálogo inclusivo. La dinámica general de estas asambleas sería, en efecto, de naturaleza particularmente hostil para Kabila y su sistema. El objetivo perseguido es simple: obligar a Kinshasa a elegir entre el ahogamiento seguro en el contexto de un diálogo inclusivo, o la perspectiva de salir bien parado accediendo directamente y sin contrapartida a las reivindicaciones del M23.

En efecto, tratando directamente con el M23, fuera de todo contexto inclusivo, Kinshasa tendría la ventaja de conservar para él un margen de maniobra mayor, pero necesitará entonces hacer frente a la revuelta política que nacería, mientras que las marionetas ruandesas se pegarían la gran vida.[15]

 

f. Después del vencimiento del ultimátum

 

El 26 de noviembre, el jefe militar del M23, el coronel Sultani Makenga, se rindió en Kampala para encontrarse allí con el jefe del Estado Mayor del ejército ugandés, Aronda Nyakayirima, que debía transmitirle las conclusiones de la cumbre de la CIRGL a propósito de la retirada del M23 de la ciudad de Goma.[16]

 

El 27 de noviembre, Aronda Nyakayirima, el jefe el Estado Mayor del ejército ugandés, declaró que Sultani Makenga, jefe militar del M23, aceptó retirarse de las ciudades de Goma y Sake y parar su avance militar. «No ha puesto condición porque sabe que las peticiones del M23 serán consideradas por el mecanismo de la CIRGL, como le indican las conclusiones de la cumbre de Kampala», ha proseguido.

Durante una conferencia de prensa, por la mañana, el presidente del M23 y jefe político de la rebelión, Jean-Marie Runiga, ha puesto, sin embargo, condiciones a esta retirada. «Antes de la retirada de Goma, el M23 pide especialmente al Gobierno congoleño una investigación sobre el intento de asesinato de un médico en Kivu del Sur, acordar la libertad de movimiento del opositor Étienne Tshiseked y, la disolución de la comisión electoral congoleña. Si lo hace, el M23 se retirará rápidamente de Goma» ha declarado. Jean-Marie Runiga ha afirmado también que su movimiento no se retirará de la ciudad a menos que obtenga del presidente Kabila una promesa de alto el fuego y el establecimiento de un calendario de negociaciones que reagruparía también a la sociedad civil, la diáspora y la oposición. Ha exigido que las FARDC no vuelvan a la ciudad y que Goma esté bajo la administración política y administrativa del M23. Ha exigido igualmente la retirada de los grupos armados extranjeros activos en la República Democrática del Congo, el arresto del general John Numbi, acusado por algunas ONG de ser el principal responsable del asesinato del abogado Floribert Chebeya, y la liberación «sin condición» de los prisioneros políticos. Jean-Marie Runiga llama a la apertura de un pasillo humanitario, la colaboración con la MONUSCO, la seguridad en la ciudad de Goma y la recuperación de las actividades económicas en las poblaciones ocupadas por su movimiento.

El jefe del Estado Mayor del ejército ugandés, Aronda Nyakairima, indicó que los rebeldes del M23 se habían comprometido a una retirada total y sin condiciones de Goma antes del medio día del jueves 29 de noviembre. Por su parte, el general Sultani Makenga declaró que sus tropas dejarán Goma antes del viernes 30 de noviembre.[17]

 

 

3. Las propuestas de la sociedad civil

 

El 22 de noviembre, durante una rueda de prensa, la Red nacional de ONG para la defensa de los derechos del hombre (Renadhoc) denunció la degradación de la seguridad y lamentó la incapacidad del Gobierno de Matata Ponyo para proteger la integridad del territorio nacional. Según esta plataforma, este equipo gubernamental ha demostrado sus límites especialmente en el plano diplomático y en el militar, y llama al Gobierno de Matata a correr con todas las consecuencias del fracaso de su acción.

Ante una situación marcada por la toma de Goma y de otras poblaciones cercanas por el M23, Renadhoc recomienda al jefe del Estado la revocación de ciertos ministros, los responsables de la policía y del ejército. Esta red ha apuntado principalmente a los Ministros de Defensa, del Interior y de Justicia, el jefe del Estado Mayor General del ejército congoleño, el jefe del Estado Mayor de las fuerzas terrestres y el Inspector General Interino de Policía. «Han demostrado que no están a la altura de sus responsabilidades», ha insistido el secretario ejecutivo de Renadhoc, Fernández Murhola.

La plataforma ha aconsejado igualmente la repatriación y la extirpación urgente de todos los oficiales superiores y suboficiales procedentes de antiguos movimientos rebeldes, entre ellos el Reagrupamiento Congoleño para la Democracia (RCD) y el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP), del ejército, de la policía y de los servicios secretos. «En general, juegan un doble juego y permanecen más leales a Ruanda que a la República Democrática del Congo», ha señalado. Renadhoc ha solicitado también la revisión urgente de todas las cadenas de mando y de la gestión logística de las fuerzas armadas, de la policía, así como de los servicios secretos civiles y militares. «Es imperativo que todas las cadenas de mando sean gestionadas por oficiales leales, nacionales y patriotas. No hacerlo constituye un acto de alta traición», ha avisado el Secretario Ejecutivo de esta agrupación.

Renadhoc encontró paradójico la llamada a la movilización general lanzada por el jefe del Estado y la prohibición a manifestarse que los estudiantes de algunas universidades han sufrido por parte de la policía. La plataforma, por otro lado, ha llamado a la población de los territorios ocupados por el M23 a la desobediencia civil generalizada para con «las autoridades que controlan, matan y saquean actualmente una parte de la provincia de Kivu del Norte». Sin embargo, toda la población congoleña ha sido llamada a la resistencia.

Renadhoc también ha aconsejado a la clase política más nacionalismo, patriotismo, responsabilidad y cohesión nacional. «Es inconcebible que muchos actores políticos congoleños se dejen instrumentalizar siempre por Ruanda, por poderes efímeros y estúpidos», ha lamentado la red. Mientras que la red invita a la celebración de un congreso del Parlamento, llama igualmente a los Estados verdaderamente amigos del pueblo congoleño a dejar de vender armas a Ruanda.[18]

 

El 24 de noviembre, en un comunicado sobre «la desestabilización de la República Democrática del Congo por fuerzas exteriores», los miembros de la Red de organizaciones por los derechos humanos y la educación cívica de inspiración cristiana (Rodhecic) de la sociedad civil expresan su «cólera contra el jefe del Estado, el Gobierno y los partidos políticos de la mayoría presidencial por no llegar a resolver de manera duradera el problema de la seguridad y la protección de la población y de los territorios de la República Democrática del Congo». Lamentan también que «desde hace más de dieciséis años, Ruanda y Uganda, así como sus aliados exteriores, especialmente las multinacionales, mantienen todas las rebeliones contra las instituciones de la República Democrática del Congo, provocando negociaciones y acuerdos a veces secretos que preparan sistemáticamente la próxima guerra y las violaciones regulares masivas de los derechos humanos que de ella se derivan». En efecto, señalan que «el Gobierno congoleño siempre ha negociado e integrado a los hombres de la tropa y a los hombres políticos provenientes de grupos armados sin que eso aporte las soluciones idóneas, eficaces y duraderas a los problemas de inestabilidad de nuestro país».

«Los ciudadanos de la República Democrática del Congo no aceptan al M23, la rebelión ni la ocupación. Las numerosas víctimas humanas de las violaciones graves de los derechos humanos, así como el drama humanitario que vivimos a través de los numerosos desplazados y refugiados sin asistencia, son razones suficientes para recusar a estos terroristas que actúen con el apoyo demostrado de Ruanda y Uganda», afirman.

Lamentan que «la corrupción y la impunidad acordada como prima a los actores políticos y a los diferentes grupos armados, que cometen crímenes contra la República Democrática del Congo y la humanidad, favorecen y consolidan la inseguridad así como la proliferación de los grupos armados en el país».

Condenan «el apoyo demostrado por Ruanda y Uganda así como de sus aliados exteriores, especialmente de las multinacionales, a todos los grupos armados en la República Democrática del Congo».

«Exigen la retirada inmediata y sin condiciones del M23 de todo territorio congoleño, la publicación de todos los acuerdos en relación con la guerra en la República Democrática del Congo, la aplicación efectiva de las resoluciones de las Naciones Unidas, de la Unión africana y de la CIRGL, la persecución, por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, de todos los responsables de las violaciones masivas de los derechos humanos y del genocidio cometido en la República Democrática del Congo (que son Ruanda y Uganda), así como el diálogo entre los actores políticos y las fuerzas vivas de la República Democrática del Congo».[19]

 

Según varios miembros de la sociedad civil congoleña, frente a la amenaza del M23, se debe construir una coalición interior con el conjunto de las fuerzas significativas del país. Hay que hacer que la clase política, mayoría y oposición, la sociedad civil y todas las fuerzas vivas del país se reúnan juntas para reflexionar sobre la cuestión. ¿Esto lo induce una refundición de las instituciones y una redistribución de las cartas? ¿Será el precio que hay que pagar para que el país reencuentre su integridad territorial sin demasiados destrozos y gastos? La respuesta está en este dicho popular: «No se hace una tortilla sin cascar los huevos». Unir a la nación, a través de sus representantes a diversos niveles, puede ayudar a encontrar las respuestas.[20]

 

 

4. Los objetivos ocultos de la guerra del m23

 

Para Gaspard-Hubert Lonsi Koko, ensayista y observador de los informes Norte-Sur, el M23 está compuesto de manera precisa de congoleños que hablan el kynyarwanda y militares ruandeses que tienen como objetivo apropiarse de Kivu, una región muy rica en minerales y en terrenos agrícolas que atizan la codicia de una Ruanda superpoblada. Ruanda, acusada por todas las partes como verdadero agresor de la República Democrática del Congo, puso al M23 a ocupar el máximo número de territorios para establecer negociaciones con el Gobierno congoleño en una posición de fuerza. Esto permitirá a Paul Kagamé infiltrar a ciudadanos ruandeses en las instituciones congoleñas (el ejército, el Gobierno, las colectividades locales…) y administrar oficiosamente Kivu para sacar numerosos beneficios económicos, sobre todo en el sector minero.[21]

 

La implicación de Ruanda en Kivu del Norte y Kivu del Sur ha estado justificada durante mucho tiempo por razones de seguridad: impedir las incursiones de las milicias hutu y la vuelta de la ideología genocida, así como proteger a los «primos» tutsi congoleños. Hoy en día las fuerzas hutu (menos de dos mil hombres) ya no representan una amenaza. Pero Kigali, sin expresarlo abiertamente, desea que el este de Kivu permanezca como una zona de «soberanía compartida» y quiere poder contar con un «ejército en el ejército» y aliados políticos locales. En medio de esta ambición, está la seguridad, pero sobre todo la economía: Ruanda funde su expansión y su papel en el seno de la Comunidad de Estados de África del este (Comesa) basándose en el hecho de ser un «eje» aéreo y una plataforma giratoria para la exportación de minerales extraídos del Congo (coltán, casiterita, tierras raras, niobio, etc.). El descubrimiento de yacimientos petrolíferos ha agudizado los apetitos de la sociedad británica SOCO (que tiene sus oficinas en Kigali), una empresa de prospecciones petrolíferas en el Parque Virunga, en Kivu del Norte. En cuanto al yacimiento de petróleo descubierto bajo el lago Alberto, su explotación debería ser dividida entre Uganda (que se va a hacer una refinería) y el Congo. Pero su zona se prolongaría hasta Rutshuru, a manos de los rebeldes de Ruanda, que a través de sus aliados del M23, podrían reivindicar coger su parte del botín.[22]

 

La reanudación de la guerra en el este del territorio nacional tiene por verdadera causa la creación de una provincia exclusivamente reservada a los tutsi y hutu congoleños y ruandeses. Los ricos espacios de Masisi y Rutshuru son a los que aspiran especialmente. El control del petróleo, de las tierras raras, de las minas de coltán y de casiterita, será sucedido por un referéndum de autodeterminación que terminará por anexar la nueva provincia a Ruanda.

En esta cuestión que necesita un debate urgente, enviada al ministro del Interior Richard Muyej, el senador Mokonda Bonza se preguntó sobre el contenido del acuerdo firmado con el CNDP relacionado con la división territorial respecto a estos términos: «El acuerdo firmado el 23 de marzo de 2009 estipula, en su artículo ocho, lo siguiente: «Basándose en la necesidad de una mejor consideración de las realidades sociológicas del país, el CNDP propone un modelo sociológico de división territorial nacional. ¿Cuál es ese modelo de división?».

La reanudación de la guerra en el este del territorio nacional confirma que, en apoyo al M23, Kigali aspira a obtener, por todos los medios, la reconfiguración de las fronteras resultantes de la descolonización. El régimen ruandés ya no esconde su determinación en modificar el mapa geográfico de África, concretamente en la región de los Grandes Lagos africanos. La agenda oculta consiste en obtener un espacio territorial reservado exclusivamente a quienes hablan kynyarwanda. Al mismo tiempo, los nande serán confinados en Beni y Lubero. Así, la nueva provincia estará reservada a los tutsi y los hutu  y a «otras tribus minoritarias».

La argumentación que sostiene el acercamiento de la administración a los administrados planteada por el CNDP en su momento fue compartida por todos. Sin embargo, otorgar más privilegios a la situación étnica vuelve a trasladar sobre el territorio congoleño la realidad sociológica ruandesa con las dos tribus dominantes tutsi y hutu. La parte jugosa corresponde a esta nueva provincia que comprende los territorios de Nyiragongo, Masisi, Rutshuru y Walikale. El CNDP/M23 considera ya esta opción como una agenda prioritaria por la cual están dispuestos a encender toda la estructura nacional.

Las aspiraciones expansionistas de Kagame se traducen también por una adaptación, en la República Democrática del Congo, del programa de educación a nivel elemental de Ruanda. Según fuentes fiables, se enseña a los niños ruandeses que Kivu era parte de Ruanda. Esto lo dice todo sobre las intenciones de Kigali: apoderarse de esta parte de la República Democrática del Congo, sea cual sea el precio. Prepara el contexto para este último objetivo, paso a paso.

En caso de fracasar, Kagali podría retroceder, pero para volver a intentarlo más tarde, como viene demostrando con la serie AFDL-RCD-CNDP-M23. Creer que podría renunciar algún día a esta aspiración sería un error de análisis.

El plan se desarrolla de esta manera: primero, la construcción de la nueva provincia en los límites geográficos que lindan con Ruanda; a continuación, proceder a un referéndum para la autodeterminación dirigido por las Naciones Unidas u otras instituciones; y finalmente, anexionar la nueva provincia a Ruanda. Al hacer esto, Kigali ejercerá su soberanía sobre un espacio más grande, resolviendo igualmente el problema de la promiscuidad de su población completando el lote con las inmensas riquezas del subsuelo.

Los anglosajones, que apuntan a meterse de lleno en esta estrategia, saben qué se oculta en el subsuelo de esta parte de la República Democrática del Congo. El mantenimiento permanente de la inestabilidad y la larga duración de su marcha de esta parte del país da la demostración perfecta de las razones ocultas de este deseo anexionista comprobado por parte de ciertas potencias occidentales.[23]

 



[1] Cf. Radio Okapi, 23/11/12

[2] Cf. Radio Okapi, 24/11/12

[3] Cf. AFP – Kampala, 24/11/12

[4] Cf. Radio Okapi, 26/11/12

[5] Cf. Radio Okapi, 26-27/11/12

[6] Cf. Radio Okapi, 24/11/12; AFP – Kampala, 24/11/12. El acuerdo del 23 de marzo de 2009 preveía especialmente la integración de las fuerzas del CNDP en el seno de las FARDC y de la policía nacional, con el reconocimiento de sus graduaciones.

El CNDP reivindicaba igualmente una ley de amnistía en favor de sus hombres, cubriendo el periodo de junio de 2003 hasta la fecha de la promulgación del acuerdo.

El CNDP y el Gobierno habían admitido la necesidad de establecer mecanismos fiables y eficaces de buena gobernabilidad a todos los niveles y en todos los ámbitos, incluidos la certificación, la explotación, la evaluación y el control de los recursos naturales.

Este acuerdo contiene una cláusula que requiere el establecimiento de un nuevo modelo de distribución del territorio nacional basado en «la necesidad de una mejor consideración de las realidades sociológicas del país». Incluía también el reconocimiento de las provincias de Kivu del Norte  Kivu del Sur como des «zonas siniestradas».

[7] Cf. RFI, 25/11/12

[8] Cf. Radio Okapi, 24/11/12; AFP – Kampala, 24/11/12.

[9] Cf. Radio Okapi, 26/11/12

[10] Cf. AFP – 7×7, 26/11/12

[11] Cf. Radio Okapi, 26/11/12

[13] Cf. Le Potentiel – Kinshasa, 25/11/12

[14] Cf. Kimp – Le Phare – Kinshasa, 26/11/12

[15] Cf. Le Palmarès – Kinshasa, 26/11/12

[16] Cf. Reuters – Goma, 26/11/12

[17] Cf. Cf. Radio Okapi, 27/11/12; Jeuneafrique.com, 27/11/12

[18] Cf. Lucien Dianzenza – Les dépêches de Brazzaville – Kinshasa, 23/11/12

[19] Cf. Angelo Mobateli – Le Potentiel – Kinshasa, 26/11/12

[20] Cf. Le Potentiel – Kinshasa, 25/11/12

[21] Cf. Jolpress.com, 23/11/12

[22] Cf. Le carnet de Colette Braeckman – Le Soir, 21/11/12

[23] Cf. Le Potentiel – Kinshasa, 27/11/12

http://www.lepotentielonline.com/3470-le-cndp-m23-exige-le-decoupage-du-nord-kivu-en-deux-provinces

 

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Traducción al español dentro del proyecto PerMondo para la traducción gratuita de páginas web y documentos para ONG y asociaciones sin ánimo de lucro. Proyecto dirigido por Mondo Agit. Traductora:  Cynthia Triviño

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